martes, 12 de octubre de 2010

viljA...



a Mónica
Q.E.P.D













te amo al nivel del más tranquilo deseo cotidiano,
a la luz del sol o de las velas...
E. Browning. 

supongo. en aquel entonces. no era consciente de la felicidad. cómo si pudiese estar consciente de algo semejante. no es que fuera infeliz. estaba lleno. pleno hasta los bordes. y con paciente humildad, me dejaba llevar por un fluir perfecto. no es que se deba pensar en la felicidad. se debe quizá...  y cuando se experimenta (con semejante paciencia) en ese perfecto fluir...no se piensa en la felicidad. acaso los gatos son conscientes de ser gatos? acaso el agua se regocija en su transparencia?
no lo sabía entonces y no lo sé aún. supongo, que me bastaba admirar cómo tus pies aumentaban el desorden de las hojas sobre la hierba. algo comentabas sobre aquel árbol torcido pero no entendía nada. reías y bailabas. aún cuando la anécdota del árbol parecía importante. reías y bailabas. quizá sólo era que te gustaba reir tanto y tan pocas cosas te hacían reir: una mascada amarilla meciéndose suavemente en el viento. tus pies llenos de lodo. islas de luz roja atravesando los ailantos. el humor negro de los árboles.
cuando movía involuntariamente los dedos de las manos o cuando tu risa me hacía reir era entonces que estaba consciente. de mí, al menos. no de la felicidad. suspendido (con paciencia) en aquél ailanto. me daba cuenta de que mi vida había sido un simulacro. una acumulación de sucesos que creía interesantes. y que atormentaba a las personas con mis sucesos haciéndoles ver que eran interesantes. pero yo nunca era. yo nunca estaba. en mí (siquiera). y los sucesos eran demasiado débiles. hasta ese momento. supongo. en que no era consciente de la felicidad.
no era consciente de la felicidad ni me interesaba estarlo. 
me dejaba llevar por un fluir perfecto.
por tu risa.
y por tus giros
cada vez más rápidos
en las islas de luz
junto a la mascada amarilla
que contrastaba
fuertemente
con el humor negro de los árboles.
cuando al preguntársele a los habitantes de la oscuridad que pensaban de sus contrarios, los hombres que pululan en la luz, su respuesta fue gris, lacónica, casi irritante: desconocían el uso de la palabra "contrario". desconocían el uso de la palabra "hombre". ignoraron, deliberadamente, las costumbres de la luz: ellos hacen lo que hacen-dijeron- nosotros sólo somos distintos.

6 comentarios:

  1. Cómo puede uno disfrutar la felicidad si no se es consciente de ella? buena pregunta. Será que la valoramos tanto porque la conocemos a destiempo? Existen varios refranes para eso, refranes con aires de axiomas. Quizá los años, con sus lluvias y sus soles, nos enseñen a cada quien si ser pacientes es una virtud que recompensa.

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  2. el verdadero viajero no sabe a dónde va... el que contempla no sabe lo que ve..

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  3. Sus cumpleaños no lo hacían feliz, porque ella había muerto un día muy cercano a esa fecha... en un baúl tinto guarda las hojas de ailanto recogidas en su última noche en que ella, ojos cerrados y brazos abiertos, bailó para él.

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  4. ella murió en su cumpleaños..

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  5. la vida es el recuento de simulacros y solo son importantes para uno mismo pero al estar en el pasado evita la acumulacion de nuevos momentos y sensaciones que pudieran ser felicidad; solo hay que dejar de lado el pasado pero no significa olvidar....

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  6. quien es Mónica ?
    tu gran amor ?
    es por esa razón el reflejo de ese dolor y ausencia ?

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