martes, 28 de abril de 2009

Ullyses Cthulhu pt1.


Para Araceli


y sin embargo, en las tinieblas, relumbra aún, inmutable, el tesoro...
M. Maeterlinck


enmedio de una habitación gris,
llena de viejos papeles resentidos,
el niño examinó a sus padres con cierto pasmo y total indigestión:

ella, siempre preocupada;
él, siempre a punto de sufrir indignación.

regresó a su cuarto que era más bien un laberinto de piedras violáceas
suave pasión de plantas marinas
y ternura nunca bien expresada.

se aplacó.
eso se dijo,
pero la verdad es que
nunca quizo ver el futuro.
le aterraba crecer, como a Carroll, como a Barrie...
sabía que el verdadero horror está en los trabajos y los días...
sabía, tal vez, por ventura, que podría quedarse por siempre en su cuarto
asediado por estampillas y sueños y colores
y por la inefable presencia de Cthulhu.
quizá sabía que nada tiene sentido:
que nuestras labores y preocupaciones son infudadas...
quizá, como ahora, no sabía nada...
y decidió entonces explorar el terror
abandonarse a la noche y nunca llegar al fin
optó por confiar en él...
aún cuando el contacto con los dioses tiene terribles consecuencias...
el caos se convirtió en su tema predilecto
y su silueta marina aún presiente el azul...
pasará sus dias soñando en la ciudad sumergida de R'lyeh:
sabe, que algún día, las estrellas estarán en posición de nuevo...
destrozará, con incipiente furia, a la mayor parte de los profundos
no volverá a habitar la tierra
y su canto, desde entonces, no tendrá fin...

1 comentario:

  1. Recuerdo ahora aquel dilema de la sirenita de Andersen convertida en espuma, o la esposa de Job en estatua de sal. Cuando la verdad se revela, irrisoria o maldita, modifica hasta la química, diluye al Universo. Maldita verdad.

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